El otoño es el impasse entre el verano y el invierno, entre el mar y la montaña. Este es el reto para los más fuertes, los que nunca tienen suficiente, por los amigos del dolor, por los que siempre quieren más… a quienes les fascina la idea de cruzar las Gavarres desde las playas de Palamós hasta el corazón de la ciudad de Girona”. Este era el objetivo que un 31 de enero de 2010 lanzaron ocho locos de este deporte y que a día de hoy, se ha convertido en una fantástica carrera de mar y montaña que une la costera población de Palamos con la ciudad de Girona. La TransGavarres de 52 km y 3.800m de desnivel acumulado cruza todo el Massís de les Gavarres, declarado como espacio de interés natural.
A las 6 de la mañana del domingo 1 de noviembre unos dos centenares de atletas nos encontramos en el Polideportivo de Fontajau (Girona) para coger los autobuses que nos trasladaron hasta Palamos, donde se ubica la línea de salida. Tras un viaje de algo más de una hora llegamos a nuestro destino. El mar se encontraba en absoluto reposo y ofrecía una magnífica postal al visitante. El inicio de la carrera coincidiría con un rojizo amanecer que nos dejaba absortos ante la belleza del paisaje. Los primeros metros de carrera eran neutralizados, hasta salir del núcleo urbano, donde encontramos las primeras cintas.
Dejamos atrás el mare nostrum y nos adentramos, a través de sendero, en el Massís de les Gavarres. El circuito por el cual transcurre la prueba circula en un 90 por ciento a través de sendas alejadas de todo núcleo urbano, a lo largo del día, incluso divisando el horizonte no se llega a ver ninguna población. Durante la carrera coronamos algunas de las cimas más conocidas de este macizo, como el Puig Cargol (342 m), Montnegre (300 m) y el Montigalar (460 m).
Grandes bosques con abundante vegetación nos acompañan durante toda la jornada, el paraje natural es fascinante. Los primeros kilómetros se van sucediendo con alguna que otra sorpresa: verticales descensos, senderos prácticamente comidos por la vegetación, pinares, bosques donde apenas llega la luz del sol… ¡espectacular! Me remojo algo los pies en algún riachuelo antes de llegar al avituallamiento del kilómetro 30, donde la organización ha trasladado las bolsas que los corredores hemos dejado en meta, con algunos pocos geles en mi caso. Seguidamente afronto el ascenso al Montigalar (km 37), que se dilata durante 7 kilómetros. Quizás este tramo fue el que se me hizo más duro de toda la carrera, pero aun así avanzo “cómodamente”.
Sorprendido por no haber sufrido rampa alguna, a sabiendas que los dos últimos meses no he cumplido con los deberes, corono la cima muy motivado para afrontar los últimos 15 kilómetros. Durante el último kilómetro de ascenso al Montigalar me cruzo con Anna Oliveras y Charles Ivan, ambos del club Trail Running Girona, con quienes compartiré varios kilómetros. Parece que tenga alas, incluso en los ascensos las piernas trotan con relativa comodidad. Tras el avituallamiento del kilómetro 41 avanzo tirando junto a Anna. A falta de 4 km para meta, en el descenso final, me suelto en la bajada y sin darme cuenta Oliveras se queda atrás. Desde la sierra ya se divisa la ciudad de Girona con toda su excelencia ¡Esto ya está aquí!
Superamos el Monasterio de Sant Daniel, a no mucha distancia se desvelan las torres del Monestir de Sant Pere de Galligants y de la Catedral de Girona ¡Que cerquita está la meta! Un último repecho, un último esfuerzo. Me adentro en las murallas de Girona, atravieso algunas de las estrechas calles de la ciudad para entrar en la recta final. Los últimos metros saben a gloria. Piso la alfombra azul que me lleva directo a la línea de meta ¡Reto conseguido!
Un total de 52km y 3.600 metros de desnivel acumulado tras 7h 26′, siendo el 3r Sub23. Disfruto del bocadillo con el que nos obsequia la organización y… cae la primera de las cervezas, al punto de frescura. Doy una visita a los fisio, ideal para recuperarse tras el acaecimiento. Finalmente, en la entrega de trofeos, la organización me galardona con una medalla y un anorak de la marca Wala. Muy agradecido a los voluntarios y organización, es un evento muy recomendable.
El fin de semana de la carrera coincide con las Fires de Sant Narcis, fiestas mayores de Girona. Aprovechamos para disfrutarlas con la familia, siendo unos días entretenidos y repletos de eventos. Así como para ir a dar una visita obligada al Museu Memorial de l’Exili de la Jonquera, un espacio para la memoria, la historia y la reflexión crítica. Es un centro de interpretación que recuerda los exilios provocados por la Guerra Civil en España y en Cataluña. Situado en el mismo paso fronterizo por donde huyó la mayor parte de los exiliados. «La libertad vive lejos de aquí, y eso es el exilio» (William Shakespeare a El rey Lear).

FOTOS

Guillem Arnau San Martín Guiral

Por javika

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