Día 19 de julio, 03:45 horas de la mañana. Suena el despertador y 3 miembros de nuestro club se levantan de la cama para conseguir realizar un nuevo reto, caminar por alta montaña 16,51 kilómetros con un desnivel positivo de 692 metros.  (http://www.caminadadegosol.cat/cec_recorr.html).
 
A las 04:30 horas iniciamos el recorrido para desplazarnos al pueblo de Gósol. Nos esperan 230 kilómetros que nos van a permitir adentrarnos en la Cataluña central, cerca del parque natural Cadí-Moixeró, a pies del Pedraforca.
 
A las 07:00 horas llegamos al pueblo. Tal como era de suponer, se trata de un típico pueblecito de montaña con casas de piedra y gentes amables. 
 
Preparados para la salida.
En la plaza mayor del pueblo nos espera el estante de la organización para explicarnos como se va a desarrollar el evento y para entregarnos un díptico (unas tarjetas donde se da información de donde están situados los puntos de avituallamiento y control del caminante). En dicho documento se pondrá un sello cada vez que se pase por un punto de control. 6 sellos en total.
 
Nos da tiempo suficiente para hacer un café y ver como poco a poco van llegando el resto de personas que se han inscrito a la caminata.
 
A las 08:00 horas se da el pistoletazo de salida y observamos como un grupo de atletas, no poco numeroso, salen corriendo. Han decidido hacer de la caminata una trail y aprovechan los primeros metros para posicionarse. El resto, Montse HORTA, José Manuel SEGURADO, María de los Ángeles CASTILLO y 900 personas más iniciamos la marcha.
 
 
A las 09:00 horas inicia el recorrido el “hombre escoba” marcando a su paso el fin de la marcha. Quien no pase por los puntos de control antes que él quedará fuera de la caminata oficialmente. Decir que el tiempo máximo que la organización da para finalizar la prueba es de 08:00 a 15:00 horas.
  
El recorrido de la caminata nos va a llevar desde el pueblo que está a 1400 metros de altitud hasta casi 2000 metros, por peñascos pedregosos y senderos por donde pasa el ganado y sus cuidadores.
   
Pronto nos damos cuenta de cuál es el motivo por el cual hay tantos puntos de control. Motivo que no es otro que la fuerte pendiente que tenemos por delante. Una subida de casi 7 kilómetros, que nada más iniciarla, tuvimos claro que no nos iba a dar cuartel.
 
Controles de llegada en los avituallamientos.
2 kilómetros después de iniciar la marcha pasamos por el 1er control. Agua, fruta y el 1er sello. Primeros comentarios sobre la dureza de la prueba. A nuestro favor la buena temperatura. 20ºc.
 
 
Seguimos subiendo hasta el 2º control en el kilometro 4. Agua, chocolatinas y el 2º sello. Pocos comentarios. Necesitamos las fuerzas para el siguiente tramo que va a ser bastante largo. Se observa en los participantes cierto cansancio y la toma de conciencia de que caminar por la montaña es muy diferente a hacerlo por caminos rurales. En apenas 4 kilómetros hemos ascendido de la cota 1400 a la cota 1800. 
 
Primeros metros de ascenso.
Proseguimos caminando por tramos de piedra hacia la cima serpenteando por un camino estrecho y hostil. Me doy cuenta que al contrario de lo que pasa en otras caminatas, nadie adelanta a nadie. Simplemente vamos unos tras otros de forma respetuosa y ordenada. Disfrutando del hermoso paisaje que se muestra ante nuestros ojos y con mucho cuidado para no dar un traspiés y tener un disgusto.
 
2 horas después de haber salido de la plaza del pueblo llegamos a la cota máxima de nuestro recorrido. Casi 2000 metros de altitud y tan solo hemos caminado 7 kilómetros. Tenemos la sensación de ir demasiado lentos en nuestro andar. Afortunadamente empieza un ligero descenso por un camino duro pero transitable.
 
Almuerzo a mitad de recorrido.
Kilómetro 8,5. 3er control. Macroavituallamiento. Una sonrisa se dibuja en nuestras caras. Agua, Coca-Cola, limonada, fruta y bocadillo de longaniza,… La gente se sienta en el borde del camino para descansar. Nosotros, como los demás, también nos tomamos nuestro pequeño respiro. Momento para comentarios de todo tipo. Lo peor ya ha pasado. Hemos tardado 2 horas 40 minutos en 8,5 kilómetros. Un poco más de lo que teníamos previsto. Pero dada la dificultad del terreno, no está mal. Mientras nos comemos el bocadillo y vemos a la gente llegar al avituallamiento nos damos cuenta de que, al contrario de lo que pensábamos, no somos de los últimos. Esto nos anima para continuar la marcha con energía renovada.
 
 
Llegamos al kilometro 11 con relativa celeridad. El camino es transitable y ancho, por lo que podemos ir comentando algunas anécdotas. Estamos ligeramente cansados, pero con el optimismo de ir descontando kilómetros.
 
En el kilometro 11,5 se nos presenta un nuevo reto. Ante nosotros una bajada de 1,5 kilómetros con un desnivel de 200 metros.  Después de ver algún traspiés, un chico joven caer de culo y una señora dejarse la suela de la zapatilla entre dos piedras, me doy cuenta de que no tenemos ninguna prisa todo y que un grupito de jóvenes baja la pronunciada cuesta corriendo.  Al final de la bajada el control 4. Agua y galletas artesanas. ¡Buenisimas!
 
Fruta fresca antes de la llegada.
Seguimos por un camino igual que el anterior pero menos pronunciado. Estamos a escasos kilómetros del pueblo y empezamos a ver “signos de civilización” (tiendas de campaña, caminos por donde circulan vehículos,…y sin darnos cuenta, al lado de un riachuelo nos topamos con el 5º control. Agua y melocotones fresquitos. Montse se hubiera quitado las zapatillas para meterse en el rio, pero José Manuel y yo la hemos hecho desistir a cambio de una cervecita fría a la llegada. Estamos a 1,5 kilómetros del pueblo.
 

Por fin, de nuevo en Gósol.
Sin darnos cuenta, 4 horas y 39 minutos después de haber empezado a andar, llegamos al pueblo, al estante de la organización. Nos ponen el sello del último control y nos regalan un imán conmemorativo para la nevera. Comprobamos que no nos ha tocado nada en el sorteo y  miramos nuestras tarjetas de control con sus 6 sellos con cierto orgullo. ¡Prueba superada! 
 
 
Al fondo de la imagen se puede apreciar Gósol.
Esta vez no ha sido nada fácil. Estamos cansados pero satisfechos.  El paisaje que hemos visto es indescriptible. Hemos sido capaces de subir caminando por caminos de cabras. Nos hemos encontrado una magnifica organización y un trato exquisito por parte de los voluntarios. Hemos disfrutado muchísimo. Ha sido una mañana perfecta.
 
Objetivo cumplido.
Y aunque soy consciente que, a priori, cualquier persona podría pensar que plantearse un madrugón como el que nos hemos pegado y  recorrer 460 kilómetros (230 de ida  y 230 de vuelta) para caminar 16,5  kilómetros por alta montaña con un desnivel de casi  700 metros podría ser una locura, lo único que se me ocurre decir es que no os engañéis. No es locura, es pasión.
 
María de los Ángeles CASTILLO

Por javika

Deja una respuesta