El corredor español Óscar Pérez López, del club de montaña Peña Guara de
Huesca, se ha proclamado campeón de la exigente Gran Trail Aneto-Posets, tras
cruzar la meta con un tiempo de 19:01:36 en las que recorrió los 114 kilómetros
de que consta la prueba, que se celebró este fin de semana en Benasque
(Huesca).

El recorrido tuvo un desnivel positivo acumulado de 6.650 metros, que
sumado a las condiciones climatológicas adversas pusieron a prueba a los 247
corredores participantes. De todos ellos, tan sólo 17 fueron capaces de acabar
la durísima competición que atraviesa pistas y senderos rodeando las dos
mayores cumbres del Pirineo, Aneto y Posets.
Los participantes salieron desde Benasque la medianoche del viernes y Pérez
logró llegar a la meta en 19 horas y un minuto, para conquistar una las
carreras de montaña más importantes de Europa y las más antigua de España.
Las otras tres pruebas
Además del Gran Trail Aneto-Posets se disputaron tres pruebas más: la
Vuelta al Aneto, el Maratón de las Tucas y la Vuelta al Pico Cerler. En la
primera participaron 617 corredores y sus ganadores fueron en categoría
masculina Gerard Morales, con un registro de 08:25:08, y en la categoría
femenina Beatriz Real, que tardó 10:22:05 en cruzar la meta.
Emili Sellés (05:10:11) y Mónica Ardid (05:58:26) fueron los campeones del
Maratón de las Tucas, que ha contado con 920 participantes para recorrer sus 42
kilómetros. Por último, se celebró la media maratón Vuelta al Pico Cerler,
catalogada por los organizadores como de iniciación a las pruebas de gran fondo
y en la que tomaron parte 256 atletas.

Los 42Km del corredor fragatino Guillem Arnau San Martín Guiral, corredor más joven del Gran Trail Aneto – Posets con 18 años.

En mi caso, gran alegría después de completar una prueba que llevaba
soñando desde hace seis años. Aún recuerdo cuando veía esos valientes
corredores llegando a Benasque tras realizar un épico recorrido que yo veía muy
lejano en aquel entonces.
Mi nerviosismo era palpable en las horas previas a la salida de la Maratón
de las Tucas. Los últimos años había participado como voluntario en la prueba y
aquel sueño que empezó hace seis años ¡estaba allí! ¡en la salida del Trail
Aneto! Estaba tan nervioso que fui el primero en pasar el control previo a la
salida.
Tras realizar un minuto de silencio por las víctimas del accidente
ferroviario de Galicia (aprovecho este espacio para acompañar el sentimiento a
todas las familias de las víctimas) dio inicio la prueba más multitudinaria.
Escasos metros fueron los que corrimos, tal i como era de esperar, ya que en
seguida se produjo un tapón en el camino de ascenso a Cerler y la progresión
fue muy lenta y en fila india. Una lentitud que nos permitía a los corredores
deleitarnos con el paisaje que se habría ante nosotros a la vez que podíamos
relajar unas piernas que las pasarían canutas.
Al llegar a Cerler accedimos al Molino, donde teníamos el primer punto de
control. En este punto se iniciaba el descenso hacia Anciles. El descenso
estaba verdaderamente «guarrillo», lleno de barro y muy resbaladizo.
Hasta tal punto que sufrí dos caídas, afortunadamente sin ninguna consecuencia
grave. ¡Muchas gracias al par de corredores que me ayudaron a levantarme tras
la caída!
Al llegar al pueblo de Anciles y animados por los habitantes del pueblo,
seguimos camino a Linsoles, donde nos esperaba otro numeroso grupo de gente. En
cuestión de pocos kilómetros alcanzábamos el pueblo de Eriste con muchísimo
ambiente en sus calles. En esta población teníamos el segundo punto de control
y era donde empezaba la autentica dureza de la prueba.
Camino de la cascada de Espigantosa, el calor era verdaderamente sofocante
y mellaba de forma importante el estado de todos los corredores ¡Pero el humor
dominaba el ambiente! Al saber que en Espigantosa teníamos un avituallamiento
los corredores no dudamos en ir agotando las reservas de líquido. Tras recorrer
un bellísimo camino que resigue la Aigüeta de Grist cruzamos el pequeño y
característico Puente de Tramarius, para acceder posteriormente a la cascada de
Espigantosa.
En este punto y por sorpresa de más de 600 corredores (sólo contando los de
la maratón) el agua se había acabado y, al parecer, las reservas de fruta
también. Recomendaciones de la organización: hay muchos ríos… Pero vamos a
dejar las polémicas a parte que ya escribí mi apartado de quejas. (Enlace: http://blogs.barrabes.com/ultratraildumontblanc/post.asp?idPost=6876)
Aproveché para refrescarme en la cascada de Espigantosa y así pude sofocar
el intenso calor. Desde este punto un intenso dolor de estómago me obligó a
replantearme el ritmo de progresión. Crucé el puente d’Espigantosa y empecé a
subir en dirección de la Pleta de les Riberes. Un camino de gran belleza que me
permitió observar de primera mano la Tuca Pala Chullá, Agulla del Xinebro y
Espueis.
Una vez alcanzada la Pleta tocó una fuerte y empinada ascensión hasta el
Refugio del Ángel Orús, donde pude retomar fuerzas gracias a comprar bebida en
el refugio. Por cierto, destacar el excelente trato de los guardas, que se
dejaron la piel atendiendo sin descanso alguno a los corredores. En este punto,
ya recuperado de los dolores estomacales pude recuperar un ritmo más elevado,
pero con precaución.
Un pequeño ascenso para cruzar el caudaloso Torrente de Llardaneta y
dirección a la Cabaña de Llardaneta. En medio de un terreno muy resbaladizo
llegué al Ibón de les Alforches. Mientras disfrutaba con tal maravilla
emprendía el duro ascenso hacia el Ibón de la Plana, posteriormente alcanzando
el Collado de la Plana (2702m), punto de control. ¡Impresionante como animaban
las chicas voluntarias! En este punto tenía claro que me pillaría tormenta,
pero estaba tranquilo porque ya había superado el punto más alto del recorrido.
En el collado se iniciaba un técnico descenso con alguna que otra placa de
nieve. Mi fácil desarrollo en este terreno me facilitó poder llegar rápidamente
al Ibón de l’Aigüeta de Batisielles, posteriormente alcanzando el Ibón Gran de
Batisielles. Pero aún quedaba un pesado descenso por medio de algún canchal
para llegar hasta el Ibonet de Batisielles.
Reforzado por el ánimo de un numeroso grupo de alpinistas y voluntarios,
tomé la dirección al Refugio de Estos, el cual alcancé tras completar un largo
llaneo con algún repecho. En este momento tenía claro que se avecinaba una
potente tormenta. Pasé el punto de control, me equipé con el paravientos y
emprendí el descenso lo más rápido que pude.
En pocos minutos tenía la tormenta encima, un medio en el que nos estoy
nada habituado ¡uno acostumbra a ir a la montaña con buen tiempo! Una intensa
lluvia acompañada de granizo empezó a jugar con mi físico y mi cabeza. El
camino se convirtió en un río y los rayos caían alrededor poniéndome el corazón
a mil por hora. Apenas un segundo separaba el rayo de algunos de los truenos.
Intenté acoplarme al ritmo de dos excursionistas para no comerme tanto el coco,
se agradece mucho esta compañía.
Tras vivir un pequeño infierno, alcancé la Cabaña del Turmo, donde la
situación mejoró y donde tuve un avituallamiento. En este caso había agua,
aunque las reservas ya comenzaban a escasear según me comentaron.
Decidí reprender la marcha y ponerme a correr, ya que parecía que la
tormenta había pasado. En breves minutos la tormenta volvió a hacerse presente.
Con el miedo en la piel y junto a un amable corredor llegamos al parking de
Estos con dudas de si tomar la senda (en mi caso) o la pista. Finalmente,
tomamos el camino, ya que yo me conozco la zona y creo que se adelanta más. La
tormenta tomó fuerza y un rayo sorprendió mi mirada cayendo en un árbol a no
mucha distancia. Mi reacción fue la de ponerme a correr para llegar a Benasque
lo antes posible. ¡Aunque el corredor que me acompañaba era el que me espoleaba
a correr! ¡Gracias!
Una fuerte lluvia me acompañó hasta el desvió de Cerler, donde se abrió
algún claro. Desde este punto la llegada a Benasque, por lo tanto a meta, no se
hizo esperar. Una calurosa acogida me abrió paso hasta cruzar, con gran
alegría, la línea de meta. ¡No os podéis imaginar la cantidad de energía que da
toda esa gente! ¡10 horas! Y creo, que en esta ocasión fui el corredor más
joven con 18 años. Mi tiempo fue de 10 horas, quedando en la posición 15
(Sub23).
Agradezco a toda la familia, amigos, compañeros, corredores, voluntarios y
guardas de refugios que han influido en esta llegada. ¡Gracias especialmente a
un grupo de 15 compañeros por esperarme en la meta!
Publicado por: Guillem Arnau San Martín Guiral

Por javika

Deja una respuesta